viernes, 14 de marzo de 2014

Primera semana: Día 5

Publicadas por Rita a la/s 11:23 p.m.


 La Cola Espiral

En una aldea remota, de no se sabe dónde, ni cuando, una niña se despertó al amanecer, se desperezó y sonrío ante la llegada de su abuela.
- ¡Buenos días abuela! dijo saltando de la cama hacia ella y lanzándole sus brazos al cuello. Esta noche he soñado hermoso, había en mi sueño muchos gatitos rodeándome, y he despertado en medio de sus dulces ronroneos..prrrr..prrrr.prrrrrr. Cuéntame otra vez esa historia de los gatos, abu, ¡por favor! – le pidió la niña-.

- Debo haber perdido la cuenta de las veces que te la he contado, amor, pero ahí vamos, dijo llevándosela en brazos de nuevo a la cama.

Cuenta la leyenda, que en el reino de los animales míticos, todos tenían un rasgo característico: el caballo pegaso sus alas, el unicornio su cuerno mágico, el colibrí sus alas invisibles al vuelo. Y el gato…. el gato una cola estilizada de movimientos erráticos, ora lentos, ora cansinos, ora alerta, ora dormida…..pero sólo en apariencia. Todo el mundo sabe que es tan elástica como su cuerpo, lo que pocos recuerdan, es que es capaz de producir encantamientos.
Marcina era una hermosa gata tricolor que gustaba de oler las flores cada día y mascar sus hierbas. Luego tomaba el sol en una lomita.
Una mañana, cuando nada hacía presumir que el día iba a ser distinto del anterior, sus verdes y penetrantes ojos se posaron en un abeto.  Mirando con detenimiento se acercó a un agujero en el tronco del mismo y sin mediar palabra (o digamos maullido) fue absorbida por el mismo. Y en segundos que le parecieron horas, fue descendiendo en espiral hasta llegar al fondo de un abismo troncal.
Suavemente a pesar de sus piruetas previas, cayó sobre una alfombra de musgo blandito. Todos sus sentidos alerta, los pelos como escarpias y las pupilas dilatadas, nuestra amiga creyó estar soñando ¿cómo diablos había ido a parar ahí?.
De pronto su flexible cuerpo se tensó, oyó una voz que le llamaba, como un susurro, casi como un ronroneo… no se pudo resistir, y con curiosidad se abrió paso ante el misterio. Lo que descubrió ante sí la dejó maravillada, no lo podía creer, era una preciosa espécimen felina, la diosa de los gatos, un ser que irradiaba una gran luz amorosa y cálida. Enseguida se sintió cómoda y acogida, rozaron sus caras con infinita ternura, y después de varios lametazos, se sentaron en su forma favorita a compartir: al modo de la esfinge, panza abajo, patas recogidas. La diosa habló:
-          Ya estás en la edad, pequeña, en que todas las criaturas de mi reino, son iniciadas en el conocimiento ancestral del servicio. Te he traído hasta aquí con ese motivo.
-          Creí que eras una leyenda. Todos hablan de ti, pero nadie te ha visto en el reino medio.
-          Me dejo ver muy poco, y sólo ante aquellas criaturas de corazón puro, hay que dar cierta nota tonal para poder estar en mi frecuencia. Y no es por presunción, sí por vibración.
-          ¿Vibración? – preguntó Marcina intrigada.
-          Música. Todos los seres tienen una melodía que los distingue. Algunas veces ésta suena dulce y serena, otras estridente y bulliciosa, y siempre hay quién lleva una cacofonía ambulante. Los seres humanos principalmente, son los únicos capaces de generar tal discordancia auditiva, sólo distinguible por aquellos que tenemos la capacidad de oír hasta lo inaudible.
-          ¿Inaudible?
-          Si, por usar un término humano. Mientras que ellos escuchan sólo con los oídos, nosotros lo hacemos con todo el cuerpo, con cada pelo literalmente. No se nos escapa nada, lo sabes.
-          ¡Es cierto! Pobres humanos ¡qué limitados son! – exclamó Marcina.
-          Si, y es por eso, que cada cierto tiempo, uno de los nuestros debe ir en servicio a habitar un hogar.
-          ¡Guay! ¿Y es eso lo que querías enseñarme? ¿voy a ir a un hogar humano? Odio las estridencias…buff!
-          Sí. Irás. Y el conocimiento que voy a entregarte está muy relacionado con tu misión, indicó la diosa con una mirada abismal.
-          ¡Quiero saberlo todo! exclamó una Marcina impaciente.
-          La capacidad perceptiva del pelo gatuno, es tremenda, debes haberte dado cuenta de ello con los simples embates del viento y la dirección que siempre te sugiere, se eriza para duplicar tu tamaño ante la amenaza de un enemigo, también tus bigotes te advierten de cuando cabes o no por un agujero. Pero lo que los iniciados como tú deben saber, es que los pelos de la cola son especializados y cumplen otro fin adicional, privilegio especialmente reservado a los gatos domésticos.
Marcina escuchaba atentamente con los ojos como platos.
-          Tu cola es en realidad un especialísimo diapasón, capaz de serenar la cacofonía interna de los humanos. Todo lo que tienes que hacer es captar su mirada con la cola, una vez sus ojos estén fijos en ella, muévela a voluntad, con movimientos inesperados, subrepticios, inquietantes, que los pille desprevenidos, no pueden descubrir ningún patrón en ella. Si lo haces certeramente, a los pocos segundos, el humano estará abducido por ella y se habrá iniciado el encantamiento. Suavemente irá cayendo en un sopor, la retahíla de pensamientos se irá desvaneciendo y si permaneces a la escucha con felina atención, oirás como se hace el silencio en su mente. Da igual si es sólo por cortos lapsos de tiempo, lo cierto es que la música del alma de ese ser, poco a poco se irá abriendo paso y la escucharás solapando el ruido disonante de antes. Entonces serás testigo de algo crucial: dentro del corazón de las personas hay una melodía única, que combina a la perfección con la música de las esferas y cuando el humano la oye,  cuando oye su propia música del alma, su conciencia se expande hacia el infinito, donde todo es sosiego, amor y unidad.
-          Wowwww! ¿y todo eso es capaz de hacer mi cola?
-          Sí. Y es ahí donde radica tu servicio. Necesitamos gatos comprometidos con el bienestar de la humanidad, único reino que aún no es del todo consciente de que la Sagrada Unidad de lo Eterno de la que todos formamos parte, le requiere perfectamente sintonizado para que el Ser se exprese en cada uno con perfecta claridad.
-          ¡Quiero ir ahí! ¡quiero ir a un hogar con humanos, y poder así ayudarles a recordar sus melodías del alma!.

Y así fue como Marcina vino a nuestro hogar una mañana de verano -dijo la abuela acariciando a la gata que había saltado repentinamente a la cama al saber que hablaban de ella-. Me la encontré en el mercado del pueblo a la caza de un pescado que pudiera robar en el puesto de algún descuidado vendedor. Me quedé prendada de ella, el brillo del sol en su pelaje y su profunda mirada de ensueño me cautivaron. Me la traje conmigo a casa. Tu abuelo había muerto recientemente y yo no encontraba consuelo alguno. Toda una vida con él.., mi dolor era infinito... Ella pasó a ocupar mis días, atendiéndola, empecé a sentirme de nuevo útil y responsable de otro ser vivo.

Un atardecer dorado, recién llegado el otoño, ella se subió a mi regazo, yo estaba distraía en mis pensamientos, cuando de repente sentí un golpeteo y reparé en su cola, y ella sabedora de mi observación, la curvó en espiral, entonces caí presa del encantamiento, pude escuchar mi canción del alma y ya más nunca volví a sentirme sola. Supe desde el fondo de mi corazón, que sigo siendo sostenida por la vida, por los sueños, por el amor de mi amado, con quién algún día volveré a reunirme para siempre...


Copyright © Rita Stone – Marzo 2014
 



4 comentarios:

Amparo on 14 de marzo de 2014, 11:58 p.m. dijo...

Waaauuu que lindo cuento. Quede hechizada por la cola gatuna de zapitas, lo vivi :-0

au fenix on 15 de marzo de 2014, 12:16 a.m. dijo...

Que emocionante! Me encanta!!!

Unknown on 17 de marzo de 2014, 4:40 p.m. dijo...

qué bello!!!!

Rita on 17 de marzo de 2014, 6:00 p.m. dijo...

Me alegro que les guste chicas, cortesía de Zapas el cuentito :-D

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